Obras de la escultura, grabadora y pintora Beatriz Castillo
Desde fines de septiembre quienes gustan del arte pueden
conocer de un vistazo el cosmos que
conforma la obra de Beatriz Castillo, una de las pocas creadoras locales que
escruta en todos los géneros visuales y técnicas para cosechar espigas de arte
en todo labrantío propicio para la expresión artística.
Su trabajo es un amplio lago alimentado por corrientes
fluviales de pintura, escultura, grabado e instalación, que son los universos donde ella se
mueve.
Para estos viajes astrales
Beatriz Castillo recurre a todo vehículo que sale a su paso: rocas, madera,
caucho, bronce, hule, fibra de vidrio,
metal, barro, plástico, papel, vegetales…
Pareciera que cualquier cosa que caiga en sus manos puede
ser transformado con su mente creativa, espíritu sensible y dominio de variadas
técnicas.
La variedad de la
obra de esta artista nos lleva a conjeturar que lo heterogéneo de su trabajo
responde a momentos y circunstancias de la vida, a la necesidad de recurrir a
todo lo que le haga posible representar
experiencias o vivencias de sus mundos exterior e interno.
Quizá por ello -seguimos suponiendo- en determinados casos
ella prefiere pintar un cuadro para plantear su idea, y en otros opta por la
escultura o el grabado.
Los colores, las texturas, las formas, las posiciones, las
dimensiones y los materiales que Beatriz utiliza transmiten distintas ideas y
sensaciones. En unas hay paz, en otras rebelión, otras más expresan ascenso o
prisión, o bien parecen simplemente reflejar
la belleza abundante en la naturaleza.
Esta artista considera que su obra no es “bonita”, pero es
una manifestación de lo que ella siente y vive. Su trabajo, evaluado por ella
misma, es un remolino de pasión e irreverencia.
En total esta nueva exposición individual –la tercera que
presenta en esta tierra- está compuesta de 80 obras realizadas en distintas
épocas.
Las piezas fueron montadas en espacios de
la Universidad Marista, la cual quedó convertida en enorme galería porque donde hay que andar para poder dar con todos
los trabajos y apreciarlos. Esta circunstancia dificulta al visitante
dar con todas las obras.
Entre los cuadros de pintura y grabado que ella expone en
esta ocasión hay tinta sobre papel, acrílico sobre tela, mixta sobre loneta,
litografía, aguafuerte, monitipo y punta
seca, lo cuan reitera la variedad con la que gusta trabajar.
La muestra se denomina “Permiso concedido”, nombre que alude a una grave enfermedad que
ella venció porque desde lo alto se le permitió continuar adelante con ese y
otros proyectos más de su vida. Es un
permiso que Beatriz Castillo valora y aprovecha. (Mérida Cultura).
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