Artista por casualidad. Un hecho fortuito lo convirtió en escultor.
Hace 25 años el profesor Felipe Juárez Silva recorría su
natal Tixkokob después del paso del huracán Gilberto para ver la devastación
dejada por ese meteoro. En su recorrido halló un árbol de zapote derribado, y
entonces decidió usar es madero para hacer una banca. Sin embargo observó que
la pieza semejaba toscamente la figura de una persona agachada, y entonces tomó
una coa y un machete para terminar de extraer esa forma en la madera.
En sus obras se ven a
mujeres, hombres sosteniendo algo y cuerpos doblándose o en posiciones variada.
Están confeccionadas en distintos tipos de madera: cedro, roble, mora,
zapote, etc. pues obtiene las piezas en terrenos desmontados para la agricultura o
bien en construcciones, calles y patios donde la gente tira troncos y ramas.
El profesor jubilado dice que para él la escultura es una
distracción estimulante que lo aleja del estrés. Por ello recomienda a todo mundo destinar esos minutos que nos sobran
a realizar alguna actividad creativa o bien destinarla al deporte, leer un
libro, tener un huerto familiar o hacer tareas caseras, ya que esto hace que
nuestra vida sea más interesante y relajada.
Es un buen consejo. Si lo seguimos entonces quizá también descubramos una vena artística propia.
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