martes, 10 de septiembre de 2013

FELIPE JUÁREZ





Artista por casualidad. Un hecho fortuito lo convirtió en escultor.


    Hace 25 años el profesor Felipe Juárez Silva recorría su natal Tixkokob después del paso del huracán Gilberto para ver la devastación dejada por ese meteoro. En su recorrido halló un árbol de zapote derribado, y entonces decidió usar es madero para hacer una banca. Sin embargo observó que la pieza semejaba toscamente la figura de una persona agachada, y entonces tomó una coa y un machete para terminar de extraer esa forma en  la madera.
     A partir de esa experiencia decidió moldear otras piezas que la casualidad pusiera en su camino. Diez años después de su primer trabajo se convirtió en escultor, ahora destina su tiempo libre de jubilado  a realizar sus tareas, para lo cual confeccionó sus propias herramientas. Las figuras que elabora son e determinas por el tamaño y la forma de la pieza que encuentre.
     En sus obras se ven a mujeres, hombres sosteniendo algo y cuerpos doblándose o en posiciones variada. Están confeccionadas en distintos tipos de madera: cedro, roble, mora, zapote, etc. pues obtiene las piezas en terrenos desmontados para la agricultura o bien en construcciones, calles y patios donde la gente tira troncos y ramas.
     Su primera exposición fue en 2000, en el vecino municipio de Tixpéhual. A la fecha ha elaborado 50 piezas. Parte de ellas las muestra ahora en el Museo de Arte Contemporáneo de Yucatán (Macay) bajo el título de Maderas Sensuales Dos.
    El profesor jubilado dice que para él la escultura es una distracción estimulante que lo aleja del estrés. Por ello recomienda  a todo mundo destinar esos minutos que nos sobran a realizar alguna actividad creativa o bien destinarla al deporte, leer un libro, tener un huerto familiar o hacer tareas caseras, ya que esto hace que nuestra vida sea más interesante y relajada.
     Es un buen consejo. Si lo seguimos entonces quizá también descubramos una vena artística propia. 
 
   

 




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