Dejó Alemania para vivir en Yucatán e iluminarlo con sus creaciones.
“Desde que
vivo en Mérida mi pintura se ha vuelto feliz y libre, mis colores mucho más
vivos”, dijo una vez Stefanie Schikora, artista alemana, yucateca por adopción,
radicada desde hace muchos años en Mérida.
“La forma de
vivir influye en el ánimo al pintar”, agregó en aquella ocasión, en 2007,
cuando fue entrevistada por
Elena Poniatowska para el periódico La
Jornada.
¿Cambió la
percepción que Schikora tiene sobre Mérida? ¿Su pintura es menos viva y
brillante? Una forma de saberlo es asistir a su más reciente exposición que
abrió hace una semana, en el marco de La Noche Blanca, en el Museo de la
Ciudad.
Esa muestra
está compuesta por obras abstractas, todas ellas sobre temas variados e
iluminadas por colores vivos que saltan a la retina. Sus obras son de esas
pinturas que sin importar dónde sean instaladas captan la atención. Son cuadros
con soberanía propia y mensaje potente, dominan el espacio que los rodea. Esto
se constata en hogares meridanos que tienen pinturas de ese género de la artista
germana, quien también es ilustradora y diseñadora.
Schikora,
quien hace unos días cumplió 48 años de edad, nació en Mannheim, Alemania. Se
estableció en Mérida en 1994, después de conocer esta capital en una viaje que
hizo para visitar a una hermana suya casada con el desaparecido fotógrafo
Víctor Rendón. Aquí conoció al pintor Ariel Guzmán, con quien hizo trabajos de
ilustración, artesanías y diseño. Después se casaron, tienen dos hijos.
El universo por donde se mueve el pincel de Stefanie es el arte figurativo porque, según dice, gusta de buscar la esencia de las cosas y exponerla en sus obras.
Ella
descubrió desde pequeña sus aptitudes para la pintura, sobresalía en la escuela
por sus dibujos e ilustraciones. Hizo un bachillerato en arte y diseño, en la
universidad cursó la carrera de diseño gráfico. También estudió diseño de modas.
En 1994,
poco antes de venir a Yucatán, ya trabajaba como pintora y diseñadora. En
México lleva más de 60 exposiciones de distinto tipo e ilustró un libro para
niños. Ha dado cursos en Oaxaca, realizado murales y decorado hoteles. Es
profesora de la Universidad del Mayab y tiene un taller de enseñanza para
niños, jóvenes y adultos.
La semana
pasada, cuando se presentó a la prensa su exposición del Museo de la Ciudad,
llegó al recinto a bordo de un viejo Volkswagen, entró presurosa, tomó el
elevador y llegó a la sala donde están sus obras. Cuando los fotógrafos le
pidieron posar junto a sus cuadros lo hizo con un rostro luminoso, como sus
pinturas.(Mérida Cultura).
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