sábado, 1 de febrero de 2014

Emperatriz de la danza y la pintura



Mariela Romero de la Peña es de esos casos singulares en que una artista sobresale en dos disciplinas de géneros distintos.  

Mediante un duro, tenaz trabajo para alcanzar altos niveles de técnica, calidad y expresión, Mariela Romero de la Peña colocó hace tiempo su nombre en el sitial de la danza clásica de Yucatán e incluso lo hizo brillar en otras marquesinas de ese arte escénico.


Siguiendo el mismo camino logró también, desde hace buen tiempo, conquistar otra cúspide pero en el campo del arte visual. Desde hace varios años ella es considerada una sobresalienta pintora cuyas obras alcanzan precios que pocos artistas de ese campo consiguen.


Danza y pintura son disciplinas que se rindieron ante la conjunción de talento, disciplina y esfuerzo que Mariela Romero pone en esas actividades. Para confirmarlo hay que visitar la nueva exposición que ella puso desde hace 15 días a la vista del público en el aeropuerto de esta ciudad, en la galería que ya lleva más de una década mostrando el talento de artistas locales y albergando otro tipo de exhibiciones.
Con el título de “Fragmentos de Gracia 2” la pintora ofrece de nuevo una colección de trabajos con lápiz de color. Son siete cuadros de distintos tamaños, todos ellos con el tema de la naturaleza (flora y fauna), el mismo que dominó en otra muestra similar denominada “Fragmentos de Gracia 1”.

El dibujo con carboncillo o lápiz es una de las formas más antiguas de expresión pictórica. Y al inventarse el grafito a color los artistas que tienen preferencia hacia esa técnica pictórica vieron ampliadas sus posibilidades en la combinación de líneas, sombreado y tonos para lograr obras de arte.
El lápiz a color es lo mejor para quien no quiere líos con el caballete o las molestias del polvo y manchas que implican trabajar con la técnica de pastel, otra vía para lograr efectos similares a los que se obtienen con los lápices. 

En esta nueva exposición Mariela Romero presenta siete trabajos. Hay flamencos, flores de pitahaya, un jaguar, ninfas, loros , pericos y par de soberbios tigres de bengala bien logrados.
Ante el trabajo de esta artista el espectador debe hacer algo similar con lo que se aconseja en el matrimonio: observar a la pareja de cerca y de lejos para conocer detalles y también apreciar la belleza del conjunto.

A la distancia hay cuadros de Mariela que parecen fotografías debido al gran realismo logrado. Y al aproximarse a ellos se gozan los detalles de pacientes trazos, finos y delicados que son necesarios lograr detalles que aportan calidad al trabajo.

Con su pintura ocurre lo mismo que con las actuaciones de ballet que nos obsequió en muchas presentaciones. Cada movimiento podía disfrutarse aislado o como parte de una coreografía, según la aproximación que el público eligiera. (Mérida Cultura).

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