jueves, 7 de noviembre de 2013

Político cultural


Rodrigo Quiñonez, con una de sus obras: un
ventilador derritiéndose por el calor.

Un artista que busca su espacio en el sector gubernametal.
 

Rodrigo Quiñones Reyes es de esas personas que saben lo que quieren, tiene claras sus metas y trabaja para conseguirlas. Él es una combinación de artista visual, promotor cultural y curador, pero su principal objetivo es ser un “político cultural”, es decir, desarrollarse artísticamente dentro del medio oficial.
Y para acercarse al sector gubernamental realiza actualmente su servicio profesional en la Secretaría de la Cultura y las Artes, dependencia en la que le gustaría permanecer y hacer carrera en algún cargo público en esa rama.
A sus 32 años de edad ya estuvo muy activo en el medio artístico, incluso, según dijo, ya expuso un trabajo en Praga, la capital de la República Checa. Con apoyo de una funcionaria de la ONU llevó ahí un enorme nido de dos metros y 60 cm de alto hecho con materiales reciclables, y lo exhibió en una muestra basada en la protección del medio ambiente.  Su presencia se extendió a Londres como parte de un singular proyecto que tiene: quemar obras a propuesta de sus autores. En internet exhibe las cenizas y fotografías del proceso de prender fuego a la pieza y esperar a que esta se consuma. El blog donde muestra esto se llama Da Burn Gallery.
Hijo de un ingeniero en aeronáutica y una maestra, Rodrigo Quiños nació en Mérida pero desde pequeño se lo llevaron a vivir a la ciudad de México, de donde retornó a los 13 años de edad, cargado con la inquietud artística, la cual desarrolló desde sus estudios preuniversitarios. Ingresó a la Escuela Superior de Artes de Yucatán pero interrumpió sus estudios, después los retomó y concluyó.
De todas las disciplinas escénicas se inclina por la escultura. Parte de esta obra está sumergida en el mar, se localiza en el Museo Subacuático ubicado entre Cancún e Isla Mujeres. Indicó que uno de esos trabajos es una réplica de un Volkswagen sedan.
Actualmente puede verse uno de sus trabajos en la muestra colectiva que se presenta en el Centro Cultural Olimpo.Es un ventilador derritiéndose, obra con la que busca llamar la atención sobre el calentamiento global. (Mérida Cultura)

martes, 5 de noviembre de 2013

Escultura inmortal


A sus 88 años de edad el artista Humberto Peraza expone en el Olimpo.


La Dirección de Cultura de Ayuntamiento corona su programa de actividades 2013 con una regia muestra del variado, amplio trabajo del escultor yucateco Humberto Peraza y Ojeda, quien a principios de diciembre próximo cumplirá 88 años de edad. 

Esa exposición consta de ejemplares que muestran la variada obra salida del pulso sensible y firme de este artista que hace mucho disfruta del reconocimiento nacional y extranjero.
En ella el público podrá ver ejemplares de la estatuaria del artista, como es el caso de una pieza grande de Mario Moreno “Cantinflas”, o bien de las abundantes escenas taurinas que caracterizan gran parte del trabajo del yucateco. Hay además una variedad de esculturas ecuestres y otras más de arte figurativo.

Es una exhibición que ensalza lo más sobresaliente del trabajo tradicional de Peraza. Quizá por ello la Comuna la bautizó con el nombre de  “Inmortalidad y pasión en su escultura”.
En total se mostrarán al público 34 piezas, casi todas de bronce. La excepción son algunas figuras de fibra de vidrio y una obra muy antigua hecha con papel engomado que el autor guarda en su colección privada con gran aprecio, ya que fue uno de sus primeros trabajos. Es una pequeña escultura pintada que muestra a un toro de lidia en movimiento.
El maestro Peraza hizo una excepción y permitió que la pieza fuera enviada a Mérida para esta ocasión. 
La muestra del artista se dividió en dos partes. Una de ellas reúne a la mayoría de esas 34 obras, las cuales podrán verse en una de las salas del Centro Cultural Olimpo, a partir de este martes 5 de noviembre.
Todas ellas son de pequeño y mediano formato, y parte de ellas son bocetos bien logrados de grandes obras que se exhiben en varios sitios públicos del Distrito Federal y otras partes del país.
En esta lista están una estatua de Agustín Lara y otra del matador Manolete así como un boceto del Pegaso que engalana al Palacio Nacional, y los conjuntos taurinos y ecuestres denominados  “Toro Solovino”, “Dos cuatreros”, “Toro arrancando”, “Estocada” y “Duelo de toros. 

La otra sección la componen seis obras  monumentales y medianas, entre ellas una escultura del mimo mexicano Mario Moreno “Cantinflas”  y otras más del género de la tauromaquia, que es una de las pasiones del creador yucateco.
Esas últimas seis piezas se pondrán a la vista del público más adelante, como parte del Mérida Fest, en el cual se rendirá homenaje a ese ilustre personaje.
La Dirección de Cultura todavía no define dónde pondrá esos trabajos. Está eligiendo un parque u otro sitio público para ello pues desea que el mayor número de personas entre en contacto con esas obras de arte, y esto requiere salir al encuentro del espectador, poner la cultura a su paso en vez de esperar que este acuda a los museos. Mientras tanto, las obras permanecían en el Centro Cultural Olimpo, donde fueron depositadas después de su traslado a esta capital.
Aquí se justifica hacer un paréntesis para recordar que este creador tiene reconocimiento internacional en parte por su  amplia obra sobre la fiesta brava, incluso es considerado por muchos un escultor taurino. Parte de sus aproximadamente 20 distinciones que ha recibido son en ese rubro. Posee medallas, nombramientos y reconocimientos nacionales y extranjeros pues su trabajo se ha exhibido en Estados Unidos, España, Suiza, Hungría y otros lugares más. Incluso hay esculturas monumentales suyas fuera del país. 
El artista hizo sus primeros estudios en la Escuela de Bellas Artes de esta ciudad, y más adelante, cuando trasladó su residencia al D.F., cursó la licenciatura en Artes Plásticas y una maestría, ambas en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. El maestro Peraza también ha sido catedrático y formador de otros creadores mexicanos. Enseñó dibujo, modelado, historia del arte, perspectiva y escultura. 23 de los años que los dedicó a la docencia fueron en aulas de la UNAM. 

Mérida tiene la suerte de contar con una de las grandes obras de Humberto Peraza. Es la estatua ecuestre de Pedro Infante, en el sur de la ciudad, la cual hizo en la década de los años 70, cuando ya tenía un prestigio creciente en el medio artístico pero su nombre todavía no era conocido por gran parte de la población mexicana.
En ese entonces varias calles, edificios y otros sitios importantes de la capital del país ya resplandecían con obras salidas de su taller, como una estatua de Francisco Gabilondo Soler “Cri-Cri”, dos bustos de Agustín Lara y el torero Carlos Arruza y la mascarilla de Lázaro Cárdenas. 

Peraza y Ojeda nació en Mérida pero desde adolescente se trasladó a la ciudad de México para desarrollarse y establecer su espacio propio mediante un estilo admirable y sin discusiones.
Décadas después se estableció en Morelos. En estos días ha estado hospitalizado, pero se esperaba que esta semana fuera dado de alta. Debido a ello no pudo asistir al anuncio de esta exposición en Mérida. Pero envió de representante a su nieto Juan Manuel Meza Peraza, quien comentó que el maestro mexicano atraviesa por un conflicto legal con dos de sus hijos y está entusiasmado por este homenaje que se le rinde en su tierra natal. 

Las obras de Humberto Peraza podrán visitarse de aquí hasta diciembre, excepto las esculturas grandes que, como ya dijimos, se abrirán al público a partir de enero próximo.   


lunes, 4 de noviembre de 2013

El arte onírico de Elena Martínez


Singular, atrayente instalación de la artista en el Olimpo. 


Los artistas tienen la virtud de abordar temas y objetos cotidianos para transformarlos en expresiones de belleza y arte que nos asombran. Y esto es gracias al don de la creatividad que poseen. Esa habilidad transformadora les permiten extender ideas comunes hacia espacios inusitados o bien romper conceptos e incluso leyes de la naturaleza para mostrarnos una realidad diferente, un mundo raro pero atractivo, extraño pero atrayente. 

Ese es el caso de la instalación que a partir de este martes 5 de noviembre presume la artista Elena Martínez Bolio en el Centro Cultural Olimpo. Es un gran conjunto de objetos, textiles, espejos, pinturas y bordados que se combinan en forma singular, inesperada, como en un sueño raro pero agradable.  

En esta ocasión la autora usó además esa composición para advertir de un peligro que ella observa en la vida urbana contemporánea: perder la intimidad. En ese trabajo, el cual es parte de una muestra colectiva, la artista invita al público a reflexionar sobre la importancia de la vida privada y los espacios íntimos, y con quien decidimos compartirlos. 

Elena Martínez lleva varias décadas en el arte, un camino natural en su vida pues lo forjaron sin querer su madre, una anticuaria, y su padre, propietario de una mueblería. Ella estudió dibujo y pintura en la Escuela de Bellas Artes y más adelante elaboró cuadros y diseñó muebles. Posteriormente descubrió nuevas aristas en el bordado tradicional yucateco y lo transformó en herramientas para crear un nuevo tipo de “pintura”. En este caso sustituyó el pincel, la paleta y las tintas por los textiles, prendas, agujas e hilos. Debido a su vasta producción en este campo sus admiradores olvidaron que el origen artístico de Elena está en la  pintura convencional. 

Pues bien, la exposición que ahora ella presenta en el Olimpo viene a recordar esa procedencia, ya que esa instalación combina varios elementos y técnicas plásticas. Martínez Bolio nos sigue sorprendiendo.

Elena Martínez ha obtenido reconocimientos por sus trabajos, los cuales ha expuesto en el extranjero. Sus obras han sido exhibidas en Guatemala, España y Francia.
En esta ocasión ella participa en una muestra colectiva denominada  “Detrás de las fachadas. Ciertos espacios interiores”, la cual fue convocada y coordinada por el curador José Luis Rodríguez de Armas. (Mérida Cultura)